El corsé de la selección natural
30 de Enero 2019, by Pau
El animal que ven en la foto es un ganso de la especie Barnacla Cariblanca (branta leucopsis) una clase de ave originaria del Ártico que se encuentra principalmente en Groenlandia y la península de Kanin (Rúsia). Menciono esta especie porque ejemplifica uno de los actos más brutales de selección natural que he visto en toda mi vida. La Barnacla Cariblanca ha evolucionado su comportamiento durante cientos de años hasta llegar a la conclusión adaptativa que debe poner y criar sus pollitos en sus primeros días de vida en las alturas de los acantilados de estos sitios inhóspitos, dónde no hay comida, en lugar del medio de la llanura esteparia dónde los depredadores abundan. Otro día podremos comentar el proceso adaptativo natural hasta llegar a esta decisión, pero hoy nos focalizaremos en analizar la conclusión. Quiero que miren el siguiente video; sucede al segundo día después nacer los pollitos de Barnacla y muestra su salida del nido para volver a la estepa donde se encuentra el sustento con el deberán crecer, vean:
Como se podrán imaginar no todos los pollitos de la pareja de gansos superan esta durísima prueba dos días después de nacer, a veces incluso ninguna cría de la nidada sobrevive; pero el ratio es mayor que poner los huevos en la estepa sino no lo harían. Les muestro este video para ejemplificar una realidad:
La selección natural es brutalmente bestia, no tiene matices.
Supongo que nadie se habrá preguntado si el pollito sobrevive y tiene secuelas; si se quedará cojo para toda la vida, tonto, o perdió la visión en algún ojo… Los pollitos viven o mueren y después tienen una vida normal de ganso. ¿Por qué les digo todo esto? Porque muchos de nosotros llevamos un corsé mental que nos limita sobre lo que nos deparó la selección natural para el resto de nuestras vidas el día que nuestra madre dio a luz. Cuántas veces hemos oído frases del estilo: “tú puedes comer lo que te dé la gana que no engordas, que suerte tienes”, “sacas buenas notas porque se te queda todo muy rápido, que suerte tienes” o “tienes don de gentes y enseguida caes bien, que suerte tienes”. Hay mil frases de este estilo que lo achacan todo directamente a cualidades innatas que nos dio un ser superior al nacer o lo heredamos de nuestros progenitores si compartimos con ellos el patrón de conducta o rasgo. Nadie se fija cuando pronuncia estas frases que esta todo el día sentado en el sofá comiendo impunemente sentándole “mal” la comida, o se distrae con el único mosquito de su habitación para no leer dos párrafos seguidos de cualquier texto, o cuando entra alguien nuevo en una habitación se olvida de sonreír, saludar y preocuparse mínimamente por su estado o condición. Simplemente no nacieron para ello, ya está resuelto. ¿Qué fácil no?
En el año 1960 un 10% de la población americana entre 20-74 años era obesa, en 2010 este ratio era ya del 35,1%. En sólo 50 años, una generación, millones de personas solamente en USA han sufrido alteraciones en su pool genético que genera desgraciadamente por “selección natural” sean ahora obesas. La naturaleza necesita miles de años y generaciones sucesivas para implantar una mutación de un gen en una especie pero nuestra mentalidad cambia en una mínima porción de tiempo lo que la historia de la humanidad un pudo hacer en siglos. ¿Fabuloso verdad? Es cierto que todos nacemos con unas cualidades más desarrolladas que otras, con unas facilidades para realizar unas cosas mejores; mi objetivo hoy es enfatizarles que son sólo matices. La selección natural es brutal, bestia, deshumanizada y cruel. Piensen en el salto de nuestro pollito. Que usted vaya al gimnasio cinco días la semana, se exija, cuide su dieta de forma estricta y no esté en una condición física de anuncio dependerá de su respuesta genética al deporte, sin embargo en un 95% de la población ante este escenario no estarán obesos y no irán por la vida diciendo a los demás que les sienta mal todo lo que comen. Hay casos extremos, enfermedades raras, pero en todas las áreas que se lo plantee este porcentaje por selección natural es pequeñísimo y siempre radical, extremadamente raro a nivel estadístico. Si aumenta un 25% el ratio de obesidad en un país en pocos años el problema es actitudinal o educacional, como seguramente lo será el suyo por estricta probabilidad. No piense que usted es una anomalía por doquier en aquellas cosas que debería mejorar, no se escude en la mentira y la justificación. Si esta obeso debe controlar más su dieta, realizar más ejercicio, le costará más o menos que otras personas, es sólo un matiz, debe hacerlo con más ímpetu. Si se siente a menudo cansado y con dolor muscular no piense que tiene fibromialgia. Si le cuesta concentrase no diga que es hiperactivo o tiene trastorno de la personalidad. Si le cuesta relacionarse no piense que es autista. Busque la verdadera causa raíz; éstos son problemas muy serios que deben diagnosticarse por especialistas. Es una falta de respeto a las personas que sí lo padecen evadirse de sus culpas argumentando calamidades de este tipo; demasiados han convertido ya la selección natural en una manera fácil de exculparse de sus carencias, es hora de cambiarlo.
Personalmente creo por norma general que nadie sueña en lo que sabe del cierto que no puede conseguir. Una parte de perseguir los sueños lleva implícito pensar que está a tu alcance, aunque sea una ficción personal como que le toque la Lotería. Lo puramente genético ni siquiera se excusa. Una persona se planta cada día delante el espejo y piensa que debería perder peso, trabajar más su cuerpo, cuidar más su piel o su pelo. Difícilmente nos planteamos cada día que nos gustaría tener los ojos de diferente color, ser asiáticos, negros o blancos caucásicos. Es tan surreal que ni siquiera buscamos excusas para ello. Argumentamos que no tenemos pareja porque somos muy exigentes, tenemos un carácter huraño o tenemos experiencias traumáticas, no decimos que es porque no hacemos 1,90m y tenemos los ojos celestes. Lo que soñamos, lo que en el fondo creemos que podemos alcanzar no es genético, es actitudinal y se puede mejorar; seguramente no sobresaldremos en la materia en cuestión, por estadística opuesta a la fatalidad que queremos negar pero habremos mejorado hacia un estándar que nos hará sentir mucho mejor y satisfechos. Hablaremos más de ello en el futuro pero el primer paso para ser exitoso es asumir la responsabilidad de las cosas. Cuando se habla de “no haber nacido para…” estamos trasladando una responsabilidad puramente nuestra a un tercero indeterminado; llámese Dios, Darwin o sus padres los pobres que ya hicieron suficiente en criarle. Si tener “Don de Gentes” depende de cómo le hizo “el mundo” entonces no es cosa suya, no puede hacer nada, y “el mundo” no hace nada para mejorar su situación evidentemente y usted continua igual.
La selección natural es uno de los casos más comunes para evadir la responsabilidad.
Cada vez que se vean ante un discurso de este tipo activen el “trigger” personal, piensen en el pollito volando por el acantilado y enciendan las alarmas; está evadiendo SU responsabilidad y está entrando en una trampa de su sistema mental, una falacia para evadir la realidad. Cuando nos situamos en una posición de propiedad del problema, de autoría, ponemos la primera piedra para tomar el control, tomar decisiones, actuar y solventarlos. Nos costará más o menos que otras personas, tendremos resultados distintos, da igual, es solo un matiz y el resto fuerza de voluntad para ser y sentirnos mejores.