El Sr. Perez tiene un gran cristal nuevo en la Panadería, es más translucido, crea un ambiente más íntimo en el establecimiento que le hace recordar cada día que algo cambió en su vida el día del destrozo; hoy tiene deuda. Su padre le decía que no debiera nunca nada a nadie (cosas de antes), y el pago de la letra cada mes le impone el sacrificio férreo de no poder permitirse ningún “capricho”; ahora siente la presión del ahogo financiero. Después de varios meses sometido al yugo del crédito decide erradicar este grave problema de raíz: debe crecer más en ventas. Piensa, investiga, se reinventa, recupera viejas recetas, crea de nuevas, hace ofertas especiales los días más míseros, genera tráfico de gente y en un solo año consigue ahorrar el importe equivalente a su deuda con el Banco. Se siente más tranquilo ahora pero algo ha cambiado en su interior. Los apuros pasados los últimos tiempos, el susto, y los problemas que persisten en el juzgado con el empleado antiguo hacen que tenga más reticencias con el empleado actual que a veces lo defiende. Además, durante su periodo de reconversión como panadero de éxito ha investigado sobre unas máquinas de amasar muy fiables que permiten realizar con garantías el trabajo más arduo del obrador. Hace números y decide comprar la nueva máquina; muy a su pesar despide el empleado actual ya que su trabajo no es necesario. A final de año según su análisis recuperará la inversión en maquinaria y en poco más devolverá el crédito pendiente con su Banco.
Segunda falacia de este post: “Las máquinas destruyen empleo”. Por mucho que se enmascaren las historias de esta índole con los problemas sociales que generan, que existen y son evidentes por desgracia, a medio plazo las máquinas crean empleo, simplemente en diferente sector. Continuamos.
Después de unos días funcionado con la máquina nueva de amasar, el Sr. Perez se da cuenta que no sólo recuperará su inversión como estaba previsto sino que su producción puede aumentar dada la flexibilidad y disponibilidad que le da en horarios el nuevo aparato. Sus ingresos continuarán aumentando aún más ¡el jersey que quería podría llegar finalmente a finales de año! A esta buena noticia en la vida del Sr. Perez se le suma otra todavía más positiva; su hija recién licenciada en la universidad de Ingeniería ha sido contratada por una innovadora empresa de la provincia dedicada a fabricar máquinas para el sector de la pastelería industrial. Ha encontrado un buen empleo rápidamente recién licenciada como muchos de sus compañeros de clase.
En esta fase de la historia debemos parar y reflexionar sobre los hechos acaecidos con nuestros personajes. Las máquinas no han destruido empleo pero han sustituido un empleado de obrador de 45 años por una ingeniera de 23 años. Y ustedes me dirán seguramente que por cada ingeniera que se contrate echaran a 3 empleados de obrador. Vamos por pasos, pero les avanzo que en su día hablaremos de J.Rifkin. En primer lugar les diré, como habrán podido observar, que hay sectores de futuro y otros no. Parece evidente que amasar pan a mano de forma masiva tiene menos futuro que diseñar máquinas para la industria de la alimentación. Para tener empleo debemos elegir un sector con futuro y para estar en uno de ellos seguramente necesitaremos una formación muy específica, casi ad hoc. Quizás pensamos al decir estas palabras en ingenieros de la industria espacial o gestores de hedge funds, ¿pero acaso no hacen faltan productores intensivos y formados en agricultura sostenible? ¿o albañiles focalizados en rehabilitación de edificios antiguos? ¿o especialistas en educación especial? No es una cuestión de ser muy inteligente ni tener títulos pomposos, todos nos podemos y debemos ganar la vida a cualquier nivel, es una cuestión de formación especializada y continua para que no venga un robot, un call center, una realidad virtual, un algoritmo o simplemente una moda y nos quedemos sin trabajo.
¿Podemos reconvertir tres empleados de obrador de pastelería de 45 años en community managers? difícilmente, pero podemos decir a nuestra juventud que se formen en empleos con futuro, cada uno a su nivel, e inculcarles que la formación debe ser continua hasta el fin de sus días. El nuevo modelo futuro debe ser la adaptabilidad continua a cambios de modelo, valga la redundancia. No nos podemos permitir millones de empleados de obrador, albañiles, alicatadores, ni vendedores de muebles sin trabajo en cada generación. Debemos hacer algo, y este algo es formar gente capaz de reinventarse, encontrar nuevos sectores de futuro y formarse continuamente. Las Guerras y ciertos populismos contra las máquinas y “lo moderno”son falacias.
¿Qué hacer con los cientos de miles de “empleados de obrador” actuales? Debemos inspirarlos en su capacidad de reinventarse correctamente, subvencionarles la formación e inevitablemente desearles un poco de suerte porque todos no lo conseguirán. No tenemos a día de hoy país para todos, desgraciadamente.
Continuamos con el Sr. Perez porque todavía quedan algunas preguntas por responder, como los 3 empleos por 1.
Después de varios meses de penurias, y una vez recuperada la alegría en la Panadería del Sr.Perez gracias a las buenas noticias económicas; sin créditos, menos gastos y con el germen de los cambios instalado en el propietario, el Sr. Perez decide con la capacidad excedentaria de su producción buscar alternativas para su negocio local. Contrata una agencia de Marketing para diseñarle un embalaje atractivo para sus productos más diferenciados que ahora produce con harinas de diferentes orígenes que les dan un sabor especial y reconocido. Además, para poder capitalizar todas estas innovaciones, decide contratar conjuntamente con un productor de turrón local un Comercial para vender sus productos. Ya no venderá sólo en la calle principal de la ciudad sino por toda la Provincia. Su buen hacer, la calidad y sabor apreciados y un packaging moderno e innovador genera que en dos años el Sr. Perez sea un industrial de éxito en la Provincia. Sus bollos son un 15% más caro que las panaderías de la ciudad y aun así está ganando clientes día a día. Contrata más comerciales y continuamente mejora el perfil de sabor y exige igualmente a la agencia de Marketing que mejore sus diseños. El Sr. Perez ha creado una gran historia de éxito.
Creo que no hace falta comentar con más detalle lo de la paridad destrucción-creación de empleo de las máquinas visto el ejemplo. En este punto me gustaría concentrarme en la calidad de este trabajo. El empleado del obrador cobraba un 15% menos que el empleado de la agencia de marketing, que los comerciales que venden los productos por la provincia y que su hija ingeniera que diseña la máquina. Puede cobrar los bollos más caros, y se los compran, porque indirectamente está generando más empleo cualificado que puede permitirse pagar más. Los comerciales, su hija y los de marketing de la agencia pueden comprar un jersey al mes en la tienda de enfrente, o hacer una caña más en el bar, o comprarse unos zapatos cada mes, y estos comercios a su vez también pueden incrementar el consumo como hacía el dueño de la empresa de cristales del polígono. El Sr. Perez, con su máquina, su visión, innovación y diseño ha creado riqueza en la Provincia, ¡chapeau!
Aquí podría acabar este post, seríamos felices y comeríamos perdices, pero desgraciadamente para el Sr. Perez su historia no acaba aquí.
Tras tres años de éxito continuado, una noticia en el periódico local parece no tener mayor trascendencia para el Sr. Perez: ”Discounter, una empresa nacional del sector de la distribución se instalará en la provincia creando cientos de empleos”.
Unos días tras la apertura de su primer centro en la ciudad, y con mucha aclamación por parte de los ciudadanos, las ventas de los bollos en la Panadería del Sr. Perez empiezan a bajar de forma sustancial en la calle principal. El Sr. Perez, sin inmutarse, lo achaca a la novedad y a la necesidad continua del ser humano de probar nuevas cosas pero pasan los meses y las ventas empiezan a bajar en toda la provincia; allá dónde hay una tienda de “Discounter” bajan las ventas. Despide un comercial y baja los precios para igualarlos con la media de las panaderías de la ciudad. Al mismo tiempo decide visitar un centro por primera vez y se da cuenta que el packaging de los productos de panadería se parece al suyo, la composición de las harinas es prácticamente la misma y el precio un 30% menor respecto a su ya bajada de precio. La calidad profesa, no es la misma, y se queda medio tranquilo.
Las siguientes semanas se encierra en su obrador; decide lanzar productos sin gluten, de colores y sabores nuevos. Asegura con su proveedor que las harinas estén certificadas con los mejores orígenes de la zona y la agencia de marketing rediseña todos los embalajes; la pseudo-alegría en ventas dura un mes. A los 30 días la tienda de la ciudad ha conseguido productos similares y los precios continúan 30% más bajos. Para dar atención a los clientes crecientes además ha contratado sus dos exempleados: el ex alcohólico y el que echó por la máquina de amasar han recuperado su trabajo y sueldo antiguo en la panadería. Las ventas para el Sr. Perez continúan bajando en toda la Provincia así que decide despedir el resto de comerciales. Los productos que más se vendían ya no se venden, así que se focaliza en otra tipología de producto más específico que resiste mejor el embate de la distribuidora. Finalmente decide que para este producto no hace falta Packaging innovador así que prescinde de los servicios de la agencia de Marketing. El Sr. Perez se queda solo en su panadería como años atrás, con una maquina amortizada y ahorrando 50eu al mes para poder comprar su jersey.
Algunos de ustedes me podrán decir que al Sr. Perez le ha pasado como los antiguos empleados de su obrador; Discounter ha realizado la función de la máquina de amasar y ha substituido una necesidad por otra dejando sin trabajo la Panadería del Sr. Perez. Mi pregunta es: ¿Ha creado realmente valor? Los bollos son ahora un 30% más baratos (otros día podemos discutir porqué) pero esto sólo beneficiará al dueño de Discounter y aquellos que no se lo pueden permitir porque tienen trabajos de “empleado de obrador”, es una gran espiral destructiva en la que se ha metido la provincia en la que vive el Sr. Perez. Recientemente oía en una entrevista radiofónica una frase que me gustó: “El low cost es bueno hasta que llega a ti”. En una sociedad que compra low cost, que no se preocupa por la calidad, la innovación, la buena comunicación, la ética, las certificaciones y los orígenes de los productos sólo podemos aspirar a tener trabajos low paid. La noticia de la creación de cientos de empleos en el periódico que lee el Sr. Perez es tan populista e interesada como la de la Guerra para salir de la crisis; sólo beneficia a algunos y es malo para la mayor parte porque nos empobrece. ¿Cuántos empleos se destruyen de calidad en nuestra historia? Marketing y comerciales por cajeros de Súper. ¿Qué sociedad queremos? La de profesionales formados reinventándose para sus trabajos de valor añadido, o la de profesionales “empleados de obrador” que al pequeño cambio de paradigma se quedan en el paro estructural durante años con la mayor probabilidad a merced de las escasas subvenciones públicas?. No se dejen influenciar por los titulares demagógicos y pregúntense si estamos creando un modelo de valor y qué sociedad quieren para su hijos y nietos. Sobre todo fórmense, prueben, estudien e investiguen hasta el final de sus días, esto es lo único que nos salvará aunque nuestros hijos formados se tengan que ir a Alemania porque aquí estamos pensando en cómo generar otra Guerra para constructores de 2ª residencia.